miércoles, 1 de julio de 2009

Odisea de la Sra. Toledo

Ya bordeaba el mediodía, pedí ayuda al chofer del taxi para bajarla y toqué el timbre de la casa donde ella vivía. Salió una amable señorita que la introdujo en su residencia. La humilde señora dirigió su mirada asía mí y me agradeció por ayudarla, estar a su lado casi toda la mañana, compartiendo solo por un día la odisea que vive.

Eran las siete de la mañana, hora de levantarse. Después de un desayuno a la ligera me dirigí al Hospital Regional de Cajamarca, donde noté una enorme cola para sacar turno al lado de Triaje, lugar al que uno debe pasar para que le hagan un chequeo a la ligera, temperatura, peso, medida y presión, para después pasar a los diferentes consultorios y ver al médico especialista de turno.

Proseguí con mi investigación y avisté la cola inmensa para pagar la consulta, ósea los cinco soles correspondientes. Pase mirando los letreros de los consultorios: medicina uno, dos, tres; dental uno, dos, tres; cardiología, urología, tópico, cirugía de cabeza y cuello, traumatología, oftalmología, ecografía, neurología, endoscopía, rehabilitación.

Me senté al lado del señor Astoblitas, que me comentaba que estaba molesto con la atención del hospital. Su padre estaba mal con la próstata y él había tenido que venir a guardar cola desde las tres de la mañana para obtener uno de los primeros turnos, pero afirmaba que hay preferencias, vienen amigos de los doctores o familiares y los doctores los atienden primero. Luego el señor Alcántara manifestó como una primera impresión que todo andaba bien, pues desde el 2006 no se atendía en el hospital, pero luego de pasadas unas horas se quejó pues su historia lo habían mandado a otro servicio y no a medicina tres que le correspondía, tenía que espera hasta el último turno para que lo vea el doctor se una infección urinaria.

Luego de pasear unos minutos me topé con una ancianita sola, postrada sobre una silla de rueda, tratando por sus propios medios acercarse a la puerta de medicina uno, me ofrecí ayudarla, me senté al lado de la señora María Toledo Huaripata (68), quien me manifestaba que sufre de artritis y desde ya hace siete años esta postrada en su cama y se moviliza en silla de ruedas. Desde las 6 de la mañana su patrona había ido a sacarle un turno para que se atienda. La señora Toledo con su patrona habían llegado a eso de las 9 de la mañana y estaba sola pues su patrona había ido a hacer los quehaceres de la casa. Había pasado más de una hora y media.

La señora Toledo había servido a la familia Sánchez desde que era una adolecente y manifestó que tiene dos hijos, una mujer y un varón. Su hija vive en Lima y no se acuerda de ella, igual que su hijo. Sus patrones la han albergado en su casa en un cuarto interior y hacen lo posible para que este bien, con alimentos y paseos ocasionales por el centro de la ciudad. La señora Toledo, me declaró que desde agosto del año pasado que la internaron, no había ido al hospital, pero ahora tiene dolor de cabeza y ha recaído por culpa de su enfermedad. El año pasado, la señora Toledo tuvo que vender su casita ubicada en el barrio Chontapaccha para solventar los gastos del hospital, que entre medicinas, su estancia hospitalizada y consultas bordaban los dos mil soles. Para tratar su enfermedad ha recorrido innumerables clínicas, con tratamientos que bordeaban los 40 soles por sesión y eran todos los días, asistió cerca de mes y medio hasta que se le agotó el dinero que poseía. Ahora viene al hospital y en su posesión solo cuenta con 10 soles, que su patrona le dio por si necesitaba algo.

Artritis, inflamación de una o más articulaciones. Puede ser producida por más de cien enfermedades distintas. Cuando se prolonga durante mucho tiempo acaba produciendo destrucción articular con la consiguiente incapacidad funcional.
La artritis debe distinguirse de la artrosis. Ésta consiste en el desgaste (técnicamente degeneración) de una articulación. En la artritis los fenómenos inflamatorios en la articulación son primarios (desencadenados por la enfermedad de base), y acaban produciendo una lesión o daño en las estructuras articulares. En la artrosis se produce primero una degeneración, desgaste o envejecimiento de las estructuras articulares, y sólo más tarde se producen fenómenos inflamatorios leves que intentan reparar las lesiones.(1)


Ya bordeaba las 11 de la mañana. El doctor donde se iba a atender la señora Toledo salía frecuentemente, vaya a saber a dónde, contestaba su celular innumerables veces, atendía a sus pacientes con descansos de 5 a 10 minutos. En todo ese tiempo me mostro la recetas anteriores que le habían recetado, cada una a su lado contenían los precios, 140 soles, 50 soles, 30 soles.

11 y 40 de la mañana, llegaron los alumnos del doctor. Una señorita delgada llamó: - ¡María Toledo Huaripata¡- La introduje empujando la silla de rueda al consultorio, manifesté que estaba ayudando a la señora.

- ¿Qué le pasa señora? Preguntó el doctor con una expresión seria y enojada.
- Dicen que tengo artritis. Respondió la señora Toledo.
- No dicen tiene artritis, ¿algo más?
- Si, desde ya hace una semana me duele la cabeza y se me han hinchado los labios.
Se levanto de la silla, el doctor, se acercó a la pobre anciana.
- Respire profundo- dijo el doctor escuchando con la parte circular del tensiómetro por la espalda- le duele aquí, su brazo, sus articulaciones?
- Si doctor- dijo la ancianita.

Hubo un gran silencio, mientras el doctor escribía en un papel y en otro, lo que de seguro era una receta que contenía el nombre de más pastillas. El doctor le entregó a la señora Toledo la rectas.
- Venga en ocho días cuando se haga los análisis que allí están de orina y de sangre tómese esas pastillas y vuelva- imponente se mostro el doctor.

Salimos y nos dirigimos a la farmacia del hospital, otra cola más para comprar los medicamentos, me ofrecí llevarla a su casa, subimos al taxi y la dejé con una amable señorita que agradeció el gesto.
- Voy a orar por usted jovencito- dijo la pobre anciana. Ya era la una de la tarde.

Pregunte a la señora Olinda, auxiliar de enfermaría, el por qué de las demoras. A lo que me contestó, que hay muchas personas que desean atenderse y no hay muchos doctores que se ofrezcan a brindar ese servicio de consultoría y porque falta ambientes para nuevos consultorios. Traté por todos los medios entrevistarme con el director, y las dos veces que lo busqué en dos días diferentes no se encontraba en su oficina. Ojo era hora laboral.

Pregunté al señor Luis Salcedo porqué no hay prioridad para señores y enfermos de gravedad, postrados en sillas de ruedas, o ancianos que no pueden esperar horas de horas con su dolencia esperando a que llegue su turno. A lo que respondió, que a todos se les atiende por igual y en la forma que llegan y no pueden hacer más.

La próxima vez que me enferme trataré de hacerlo en la madrugada e irme dos o tres de la mañana, hacer un esfuerzo e amanecerme con mi fresada para obtener uno de los primeros turnos de atención y que el doctor me vea y me recete pastillas que en cualquier farmacia me las pueden recomendar. O mejor ir al doctor de la farmacia de la esquina de mi barrio y consultarle que pastilla o medicina puede ser buena para tal o cual dolencia. Uno quiere una sonrisa y una compañía, como la señora Toledo, que de seguro quería algo que le calme los dolores, pero además quería una mano amiga que le dé unas palabras de aliento que la hagan sonreír, haciéndole olvidar la desgracia que la aqueja desde hace ocho años.

FOTO REFERENCIAL

(1) Microsoft ® Encarta ® 2008. © 1993-2007

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